domingo, 2 de diciembre de 2007

Domingo

La música ambiental no cesa, no se cansa, las personas dan vueltas empujando grandes jaulas metálicas con ruedas, adentro llevan niños, otros trasladan paquetes de plástico blanco, todos con una misma inscripción. De vez en cuando un hombre muy joven empuja al menos diez jaulas a la vez, esto lo logra debido a que estas tienen la capacidad de ensamblarse.
Algunos de los que deambulan pisando el frío suelo blanco, entran a unos compartimientos muy grandes de vidrio, a hacer preguntas, muchas veces sin respuesta, se alimentan caminan de un lado a otro, se detienen uno tras de otro, como esperando algo. A estas personas no las conozco, yo vengo aquí, como cada domingo, y me siento en una silla negra de metal, a escribir y a leer, a veces algunos se acercan a preguntar algo, por lo general amablemente les respondo, la mayoría de las veces no les satisfacen mis respuestas, a mi eso no me importa. Mientras el sol esta en el cielo celeste de la cuidad, yo permanezco aquí, excepto por una hora, en la que salgo a la pseuda libertad, me estiro en el pasto, y escucho música, y no es ambiental. Luego vuelvo tranquilamente a mi encierro dominical.

1 comentario:

Francisco dijo...

¡Aplausos!.

Está excelente, así de simple.

Pero no me gustó el enlace de la música. A mí me gustan los enlaces cíclicos, la música debería ser ambiental. Porque no hay ningún cambio en la conciencia del protagonista (creo yo).